Por David Díaz
Puerto Vallarta, jal.- Son poco más de 50 años de que se filmara esta película ícono de Puerto Vallarta en una locación ubicada en Mismaloya, y justo ese lugar sigue olvidado y en ruinas al paso de los años de La Noche de la Iguana.
El filme rodado en 1963 y estrenado uno año después, llamó la atención del mundo por la presencia del actor Richard Burton, quien fue el protagonista al lado de Ava Gardner y Sue Lyon, y quien además se hacía acompañar por su pareja, en el romance más sonado del medio de la farándula internacional de esos tiempos, Elizabeth Taylor. Todo gracias al impulso del director estadounidense John Huston.
Tras varios años de casados, Bruton y Taylor siguieron su romance en el destino, pero nadie se percató que aquella locación, que fue una construcción realizada ex profeso para el filme, quedó en el olvido.
Hace al menos 18 años no existe acceso a ese espacio, y desde ese tiempo tampoco se realiza mantenimiento sobre las estructuras montadas en el espectacular risco, ubicado en la punta sur de la pequeña bahía de Mismaloya.
Toda el área que envuelve a este lugar con alrededor de 5 hectáreas, se encuentra totalmente cercada, las puertas de la maya dejan ver cadenas rojas y endurecidas gracias al óxido, al interior el pasto crecido que no muestra una sola huella, y la fachada de la construcción que da justo a la punta del risco expone innumerables “obras“ de graffiti en sus paredes.
La basura y el mal olor gracias al uso de este espacio como baño para muchos visitantes, dejan ver una construcción que es parte de la leyenda de la Noche de la Iguana y de Vallarta, pidiendo a gritos ayuda y un poco de atención.
Las autoridades al paso de las administraciones van y vienen de un festejo a otro con el tema de la película, se habla hasta el cansancio de ella, se brinda y se comenta a gritos que es la identidad de Vallarta y Mismaloya, se dice que todo se debe a este gran filme, entonces, los eventos terminan y finaliza el orgullo de la iguana y su casa que pasa de noche por todos.
Queda poco tiempo para que la locación logre salvarse, poco tiempo para que propietarios y autoridades logren al menos un dialogo, que se busque la pronta restauración de este lugar. La Noche de la Iguana merece respeto, menos festejos banales a la historia y más atención a lo que resta físicamente de una leyenda.
