(Telemundo) En una pequeña isla frente a la costa caribeña de Panamá, unas 300 familias empaquetan todas sus pertenencias preparándose para un cambio drástico en su vidas. Generaciones de gunas han llevado en Gardi Sugdub durante años una vida centrada en el mar y el turismo que en unos días tendrán que trasladar al territorio continental.
Se van voluntariamente… más o menos.
Los gunas de Gardi Sugdub son la primera de las 63 comunidades en las costas del Caribe y el Pacífico de Panamá que las autoridades y los científicos prevén que se verán forzadas a reubicarse a por la subida del nivel del mar en las próximas décadas.
En días recientes, los residentes indígenas de la isla remaban o salían a pescar en lanchas motoras. Los niños, algunos de uniforme y otros con coloridas telas locales llamadas mola”, se apresuraban por una madeja de estrechas calles de tierra hacia la escuela.
“Estamos un poco tristes, porque vamos a dejar atrás las casas que hemos conocido toda la vida, la relación con el mar, donde pescamos, donde nos bañamos y donde vienen los turistas, pero el mar está hundiendo la isla poco a poco”, explicó Nadín Morales, de 24 años, quien se aprestaba a irse con su madre, su tío y su novio.
Un oficial del Ministerio de Vivienda de Panamá dijo que algunas personas han decidido quedarse en la isla hasta que deje de ser segura, sin revelar un número concreto. Las autoridades no los obligarán a marcharse, explicó bajo la condición de anonimato.
Gardi Sugdub es una del medio centenar de islas habitadas del archipiélago de Guna Yala. Sólo mide unas 400 yardas (366 metros) de largo y 150 yardas (137 metros) de ancho. Desde arriba, es más o menos un óvalo espinoso rodeado de docenas de muelles donde los residentes amarran sus barcos.
En días recientes, los residentes indígenas de la isla remaban o salían a pescar en lanchas motoras. Los niños, algunos de uniforme y otros con coloridas telas locales llamadas mola”, se apresuraban por una madeja de estrechas calles de tierra hacia la escuela.
“Estamos un poco tristes, porque vamos a dejar atrás las casas que hemos conocido toda la vida, la relación con el mar, donde pescamos, donde nos bañamos y donde vienen los turistas, pero el mar está hundiendo la isla poco a poco”, explicó Nadín Morales, de 24 años, quien se aprestaba a irse con su madre, su tío y su novio.
Un oficial del Ministerio de Vivienda de Panamá dijo que algunas personas han decidido quedarse en la isla hasta que deje de ser segura, sin revelar un número concreto. Las autoridades no los obligarán a marcharse, explicó bajo la condición de anonimato.
Gardi Sugdub es una del medio centenar de islas habitadas del archipiélago de Guna Yala. Sólo mide unas 400 yardas (366 metros) de largo y 150 yardas (137 metros) de ancho. Desde arriba, es más o menos un óvalo espinoso rodeado de docenas de muelles donde los residentes amarran sus barcos.
Los gunas han intentado reforzar el borde de la isla con rocas, pilotes y corales, pero el mar sigue penetrando. “Últimamente la crisis climática tiene gran impacto”, dijo Morales, “ahora la marea llega a un nivel que antes no alcanzaba, y el calor es insoportable”.
El Gobierno autónomo de los guna decidió hace dos décadas que debían pensar en abandonar la isla, pero en aquel momento fue porque el territorio se estaba poblando demasiado. Los efectos de la emergencia climática aceleraron la decisión, dijo Evelio López,
López, un profesor de 61 años que vive en la isla, tiene previsto trasladarse con sus familiares al nuevo emplazamiento en tierra firme que el Gobierno ha construido a un costo de $12 millones.
Las casas de hormigón se asientan en calles pavimentadas en la exuberante selva tropical a poco más de una milla (dos kilómetros) del puerto, donde un viaje en barco los lleva en ocho minutos a Gardi Sugdub.
“Es un gran reto, más de 200 años de nuestra cultura proceden del mar, así que dejar esta isla significa muchas cosas”, afirmó López. “Dejamos el mar, las actividades económicas que tenemos en la isla, y ahora vamos a estar en tierra firme, en el bosque. Vamos a ver cuál es el resultado a largo plazo”, agregó.
Steven Paton, de la Institución Smithsonian en Panamá, declaró que la mudanza “es una consecuencia directa de la crisis climática por el aumento del nivel del mar”. “Las islas, de promedio, están a medio metro sobre el nivel del mar; a medida que ese nivel suba, tarde o temprano los gunas van a tener que abandonar todas las islas casi con seguridad a finales de siglo o antes”, agregó.
“Todas las costas del mundo se están viendo afectadas por esto a diferentes velocidades”, señaló.
Los habitantes de una pequeña comunidad costera de México se trasladaron al interior el año pasado, después de que las tormentas arrasaron sus casas. Los gobiernos se están viendo obligados a tomar medidas, desde la ciudad de Venecia, en Italia, hasta las comunidades costeras de Nueva Zelanda.
Un estudio reciente de la Dirección de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente de Panamá estimó que para 2050 el país perderá cerca del 2% de su territorio costero por el aumento del nivel del mar.
Panamá calcula que costará unos 1.200 millones de dólares reubicar a los cerca de 38.000 habitantes que enfrentarán a la subida del nivel del mar a corto y medio plazo, dijo Ligia Castro, directora de la Oficina de Emergencia Climática del Ministerio de Medio Ambiente.
En Gardi Sugdub, las mujeres que confeccionan las elaboradas molas bordadas que visten las gunas las cuelgan fuera de sus casas cuando las terminan, para llamar la atención de los turistas.
Braucilio de la Ossa, subsecretario de Carti, un puerto frente a Gardi Sugdub, declarói que planeaba mudarse con su esposa, su hija, su cuñada y su suegra. Algunos familiares de su mujer se quedarán.
El mayor reto para los que se trasladen será el cambio de estilo de vida: pasar del mar al interior, aunque la distancia sea pequeña. “Ahora estarán en el bosque, su forma de vida será diferente”.