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Adiós fantasmas! México le pega a EU en Columbus

Estados Unidos (ESTO).- Cuando la sociedad mexicana de este gran país se debate entre la tristeza e incertidumbre por el futuro que les depara debido a las pasadas elecciones, Rafael Márquez se encargó de dar un poco de alegría y satisfacciones frente al odiado rival de la región, contra el rival al que nunca le había podido ganar en las cuatro anteriores ocasiones en esta fría ciudad.

México vivió las dos caras de la moneda, de dominante pasó a dominado, pero el “Káiser”, ese que siempre deseamos ver, hizo la diferencia en el ocaso del partido, para terminar con una maldición que inició en 2001 y donde Estados Unidos solía imponer el clásico 2-0.

Sin embargo, las marcas están para romperse y descongelarse. Márquez consiguió el importante triunfo en el inicio del Hexagonal. Oportuno 2-1, que recobra la confianza en un México que nuevamente careció de regularidad y contundencia, pero que alcanzó para vencer y viajar optimistas a su siguiente cita, Panamá. Fin a la era del congelamiento, a la maldición de Columbus y a los 44 años que México tenía sin ganarle a los Estados Unidos en su propia casa.

EL JUEGO

Basados en la mejor oncena de los últimos tiempos debido a la experiencia y calidad de los “europeos”, México jugó a la perfección durante la primera mitad. Fue práctico, amo y señor en toda la extensión de la palabra, y también de la propia cancha.

Distinciones que sorprendieron a los estadounidenses, quienes no daban crédito a lo sucedido. Osorio no divagó, acertó en cada jugador y encontró el mejor de los acomodos para cada uno. Montó un 4-3-1-2, en busca de balancear cada zona, con salidas, seguridad y un olfato ofensivo de cuidado para Tim Howard. Talavera dio seguridad por abajo y aún más por arriba. Reyes, Moreno, Márquez y Layún, en la línea defensiva. Guardado de contención fijo. Herrera y “Tecate”, abiertos, y Giovani detrás de los delanteros, Javier Hernández y Carlos Vela, ocho “europeos” de calidad y ganas.

Vela arrancó encendido, “Tecatito” no le metió freno a su velocidad, Giovani fue tumbado y México se hacía notar, por lo que inmediatamente hicieron olvidar el show estadounidense para calentar el duelo, entre fuegos pirotécnicos, mosaicos y banderas.

Animado, Layún sacaba filo desde la izquierda, poste de “Tecatito”, que no alcanzó a contrarrematar Javier Hernández, y otro cabezazo de Vela, al travesaño. Fuertes indicios para terminar con la maldición del “dous a cerou”. Estados Unidos no metía las manos y con un tímido remate de Altidore despertaba a Talavera.

México encontró pronto su recompensa. Giovani recuperó la pelota en choque con Bradley para pasar a Layún, quien sacó tiro que no prometía, pero se anidó, al minuto 19.

Al Tricolor le salía todo y a defensiva, la figura de Moreno sobresalió en par de balones sobre la línea. Sin embargo, en el pecado iba a ir la penitencia, ya que Guardado dejaba el mediocampo por lesión. Salcedo lo sustituía e iba a la lateral derecha. Reyes hacia dupla con Moreno, y Márquez subía a la contención. Conservaban el mismo esquema.

El “Káiser”, como en sus mejores tiempos, le puso hielo a la pelota y al mediocampo. Su figura hacía retroceder a los de Klinsmann y transmitía seguridad. El reloj indicaba ir a las regaderas y a Tim Howard al hospital, por lesión.

Iniciada la segunda parte, un irreconocible Estados Unidos fue por el empate. Su mentalidad ganadora los obligaba a despertar, a no quedarse con los brazos cruzados. Por ello, inquietó a Talavera con una mala salida de éste y minutos más adelante, en pelota perdida de Hugo Ayala –sustituto de Diego Reyes–, Bobby Wood le ganó la carrera a Moreno y después a Layún, para conquistar la igualada. Balde de agua fría para México y Juan Carlos Osorio.

Los fantasmas del pasado reaparecieron. Un penalti sobre Herrera, que no se marcó, y enseguida un mal cobro en tiro libre, regresaban a ese México temeroso, sin idea, a ese Tricolor acostumbrado a los contrastes en la era de Osorio: Un tiempo de lujo y otro de sufrimientos. Así ocurrió en San Salvador, Vancouver y San Pedro Sula.

Solamente un revulsivo podía cambiar la historia. Vela ya no daba más y Lozano era la última carta. El “Chucky” ingresó a la cocina y con la duda entre pasar y tirar dejaba la oportunidad de marcar la segunda.

En ese ir y venir, Talavera evitó más festejos gringos. El duelo entraba en su parte culminante. Por primera ocasión México ya no se iba a ir sin goles, pero sí con las mismas dudas de siempre. No obstante, en jugada trabajada, Rafael Márquez redondeó su gran noche. Regresó la alegría a los pocos aficionados mexicanos y devolvió la frustración a los 20 mil estadounidenses. En copia intacta a su gol mundialista de 2006 frente a Argentina, se levantó para rematar con la testa a primer palo, un córner ejecutado por Layún, y así madrugar a la defensa gringa. La anotación terminó con la maldición de Columbus y descongeló una plaza que por historia se le había negado a México.

Las marcas están para romperse y el Tricolor sumó de a tres. Panamá, con la moral en las nubes, será la siguiente ruta. La lesión de Guardado y la expulsión de Carlos Salcedo dejan un saldo en contra, pero la misión está cumplida.

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