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Se pronuncian mujeres de PV; envían contundente mensaje a candidatas

Puerto Vallarta, Jal. (BP)- Este 8 de marzo de 2021 volvemos a tomar las calles en un contexto nuevo. Vemos que el aislamiento social preventivo y obligatorio llegó para servir los intereses del patriarcado. El biopoder desplegó un arma que profundizó el miedo a niveles inusitados.

La guerra contra las, les y los de abajo que en México se declaró abiertamente en el 2006, se intensificó con la entrada de AMLO al poder y aún más hace ya casi un año con la declaración de “la pandemia” que no es sino una reacción a las luchas, especialmente la feminista. La jornada del 8M del 2020 fue histórica, y tan potente que llevó al poder a reaccionar mediante estrategias contrarrevolucionarias novedosas.

En este panorama, la salud queda una vez más como botín de Estados, laboratorios y  farmacéuticas y se evidencia con claridad que la medicina está al servicio del dinero y del poder, no de la vida.

Y las mujeres somos quienes cargamos en nuestros cuerpos todo ese cruce de violencias. El aumento de la violencia machista contra las mujeres y las infancias en tiempos de encierro ha crecido de manera exponencial. 87% de los mexicanos ve porno en internet,[1] es decir, los hombres están aprendiendo a querer humillar, golpear, violar y asesinar a mujeres y niñas y niños. ¿Qué estrategia planteamos las feministas frente a eso? Las invitamos, compañeras, a pensar juntas cómo hacemos frente a ese desafío.

Además, la “pandemia” maximiza la vulneración de la libertad de las mujeres para decidir sobre su propia salud sexual y reproductiva, lo que evidencia la urgencia de despenalizar el aborto.

La explotación del trabajo se ha vuelto tan intensiva (en los ámbitos real y virtual) que ha llegado a confundirse con el tiempo de vida. El patriarcado pandémico ha provocado un aumento exponencial en las cargas del trabajo de cuidados, que tradicionalmente hemos realizado las mujeres y, aunque ese trabajo reproduce la vida y produce el 25% del PIB en nuestro país[2], no es remunerado e incluso es invisibilizado como trabajo.

La educación es una farsa trágica que en este contexto de distanciamiento beneficia a las corporaciones.

La condición de encierro aísla a las mujeres de sus vínculos y de sus redes de apoyo. Si bien ha salido a relucir nuestra interdependencia planetaria, la trama vital que nos sostiene se tensa con los constantes toques de queda.

Ante esa agravación de la violencia, encarnizada sobre todo contra las mujeres, las niñas, los niños y las disidencias; nosotras:

·        Optamos por la autodefensa feminista, porque entre nosotras podemos crear una verdadera seguridad, reforzando nuestras emociones y creyendo en nuestras capacidades.

·        Defendemos también los ríos, lagos, cerros, bosques, océanos, y todo el territorio tierra; apoyamos y admiramos a las mujeres de los pueblos originarios que con sus cuerpos, arriesgando sus vidas, protagonizan esa defensa cuyos beneficios son comunes. Esas mujeres están en la primera línea y le plantan cara a la guardia nacional, a los paramilitares, al crimen organizado, que son los que le abren paso a los megaproyectos extractivistas que nunca hicieron cuarentena, sino que se consideraron de “primera necesidad”, en ese contexto se entiende la cínica frase de AMLO de que la pandemia cayó a México “como anillo al dedo”.

El día de hoy hicimos una huelga feminista: laboral, de cuidados, estudiantil y de consumo. El objetivo de la huelga feminista es visibilizar la importancia que tienen los trabajos que realizamos las mujeres en la sociedad, porque ¿qué pasa cuando las mujeres paramos en todos los ámbitos? Se cae el sistema. La herramienta del paro feminista hace visible una heterogeneidad del trabajo que realizan los cuerpos feminizados. Por lo tanto, la huelga nos da la oportunidad de fortalecer el sujeto político “nosotras”, un sujeto político abierto a todas las diversidades que nuestras cuerpas feminizadas son. Debemos profundizar esta estrategia, pues nos permite confrontar el pacto patriarcal-capitalista.

Levantamos nuestra voz por las desaparecidas, por las víctimas de feminicidio, las víctimas de la delincuencia organizada, las desplazadas, las madres que buscan a sus hijas e hijos, las que se ven obligadas a migrar, las víctimas y sobrevivientes de trata, de prostitución y otras formas de explotación sexual, las víctimas del trabajo infantil y del turismo sexual y la pornografía, fenómenos que crecen con total impunidad en nuestro país.

Al presidente le decimos que su machismo y su misoginia lo hacen digno representante de los patriarcas dueños de lo que se llama “México” y que entrará a la Historia bañado en sangre, como sus antecesores.

A las mujeres candidatas en Puerto Vallarta, Jalisco y México les tenemos un mensaje:

Nos posicionamos frente a un año electoral, en el que sabemos que van a usar el discurso feminista para ganar votos.

Sepan que no es necesario que se nombren y abanderen como feministas. Lo que es necesario, es que sean nuestras aliadas.

No es necesario que participen en nuestras actividades, marchas y movilizaciones sólo para hacerse campaña y si lo hacen, no busquen protagonismo.

Lo que es necesario es que escuchen a las mujeres.

Queremos dejar de sufrir violencias, desapariciones y feminicidios.

Que el aborto sea legal, seguro y gratuito.

Que podamos salir a las calles sin miedo.

Que las familias de las desaparecidas tengan respuestas y justicia.

Es nuestro deber exigirles, candidatas, que se aseguren de que sus equipos de trabajo no cuenten con hombres agresores.

No queremos agresores en los espacios de poder, en los espacios que deberían ser de servicio, no de servirse.

Así mismo, les hacemos el llamado a que se coloquen en contra de las personas y las instituciones que encubren, solapan y normalizan las violencias contra niñas, niños y mujeres.  Las exhortamos a no ser cómplices, a romper el pacto patriarcal.

Reafirmamos:

– La continuidad de nuestra labor como feministas, y aunque la tormenta arreció y llueve sobre mojado, nos seguimos organizando contra las viejas y nuevas formas de explotación. Contra los Estados autoritarios y represores que imponen leyes mordaza y criminalizan la protesta y la resistencia feminista.

– Reafirmamos nuestra autonomía e independencia de los partidos políticos y del sector empresarial.

– Reafirmamos el carácter anticapitalista, antirracista, anticolonial, antimilitarista y antiextractivista de nuestra lucha.

Y continuamos organizándonos para seguir reproduciendo la vida que nuestras ancestras nos heredaron a través de la lucha. Como feministas, es nuestro deseo y apuesta articular lo común desde las singularidades que somos.

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