La magia del Jardín Botánico

Hay muchas formas de conocer un lugar y una de las mejores es en bicicleta. Tiene muchos méritos y muchas satisfacciones.

Hace una semana fuimos al Jardín Botánico y lo hicimos en bicicleta. Es una salida por carretera que si se recorre temprano es segura para los ciclistas, además de que es el mejor momento pues el calor y el sol no serán tan fuertes durante el recorrido.

Parecerá increíble pero los que fuimos a ese viaje coincidimos en que los conductores que nos pasaron a un lado fueron todos muy amables y nos dieron suficiente espacio, ninguno representó un peligro y eso es de agradecerse.

La ruta que hicimos fue de 20 kilómetros subiendo de 0 a 300 metros sobre el nivel del mar. Una subida sabrosa que se siente en las piernas según la velocidad con la que se aborde.

En nuestro grupo no profesional buscamos que todos los que gustan de subir a la bicicleta logren las metas que nos vamos trazando. No importa cuántos kilómetros se hayan recorrido o lo rápido que se hicieron. La condición física es celosa y se pierde más rápido de lo que se gana. Así que muchas veces hay que volver a empezar.

Por ejemplo: Adriana Guzmán ha participado en dos ocasiones en el Reto San Sebastián del Oeste y la segunda vez logró su cometido casi por completo. Le faltó un segmento tan pequeño que yo lo considero cumplido.

Adriana ha recorrido más kilómetros y esta ruta no representaba una amenaza seria para sus logros. Hizo el recorrido sin sufrir demasiado pues no ha dejado mucho tiempo de usar la bicicleta. ¿Qué se siente cumplir con la meta Adriana?

“Saber que puedes llegar a un lugar tan fascinante como el Jardín Botánico es emocionante. Ya antes lo había hecho con más dificultad y esta vez no hubo tanto esfuerzo. Yo estoy muy contenta y con mucha satisfacción. Es un reto más cumplido. La bicicleta nos lleva a lugares fascinantes y transportarnos de lado a lado y así aportamos un granito de arena a este bello lugar”.

Ya en el Jardín Botánico nos trataron de maravilla. Un desayuno rico y el descanso delicioso mientras se disfruta de los colibríes que visitan el bebedero del lugar. Algunos de nosotros se durmieron y otros disfrutaron del orquideario, uno de los mejores del país, no está de más subrayarlo.

Queda la invitación para visitar este importante espacio de la ciudad y hacerlo en bicicleta es mejor. Se vive la naturaleza al límite. Se saborea. Se siente.

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