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¡De locura! Monterrey elimina al América y se mete a la Final

Monterrey (ESTO).- Más intensidad, no se podía pedir; más pasión, imposible. Lo que Monterrey y América ofrecieron fue algo increíble, pero que al mismo tiempo se agradece: ¡Juegazazazo!

Rayados es el primer finalista del Clausura 2016 tras imponerse a las Águilas, con un penalti que se sigue discutiendo. Se sabía lo que podía pasar si los capitalinos anotaba, y aunque Monterrey llegó a estar 2-0, el ingreso de Michael Arroyo fue el detonante de la reacción americanista, al notar dos tiros libres espectaculares que bien valían el pase para los dirigidos por Nacho Ambriz, quien tuvo que mover sus piezas para no dejar el boleto a esa soñada final.

El escenario pesaba y había que ir con todo y contra todos, incluso contra el propio árbitro que terminó siendo el gran protagonista. Roberto García marcó una pena máxima por una supuesta mano de Samudio, cuando los visitantes tenían, prácticamente, el boleto en la bolsa.

Cardona cobró desde los once pasos con gran exactitud para poner el 4-2 definitivo (4-3 global). A pesar de eso, se puede decir que fue Michael Arroyo, la gran figura por ese par de soberbios tiros libres que llegaron a silencias el estadio de los regiomontanos, que se metieron a la final en medio de la polémica, y eso que dicen que los árbitros ayudan al América.

EL JUEGO

Se sabía que iba a ser un encuentro espectacular, pero lo que ambos equipos ofrecieron sobre el terreno de juego se quedó corto ante todo lo imaginado.

Un partido imborrable.

Épico.

De los mejores que se han visto en Liguilla.

Estaba pintadito el duelo. Monterrey al ataque, América al contragolpe.

La misión de los locales era ir por uno, pero cuidarse de no recibir otro tanto azulcrema, porque tenían que ir por tres y se complicaban las cosas.

Cardona encendió la mecha de un explosivo duelo que se prendió con el 1-0 al minuto 27. Era el comienzo de una fiesta de goles, de futbol y de mucha pasión. El que no era adicto al futbol, ayer recibió una dosis que lo hará reiterar con la pasión de este bello deporte.

El primer tiempo se fue así, con lo suficiente para los Rayados, aunque el América nunca dejó de ser peligros. Los locales también tuvieron para más, pero la primera parte se fue así: 1-0.

 

LA LOCURA

Tan pronto inició el segundo tiempo, los regiomontanos volvieron a sacudir su estadio con la anotación de Funes Mori, precedida por una gran jugada.

El panorama lucía espléndido para los Rayados, aunque el arma secreta del América venía de la banca: entró Michael Arroyo dispuesto a cambiar el destino del partido. De todas formas, a pesar del 2-0, las Águilas aún iban por un gol.

Cuando Arroyo tuvo su primer tiro libre al minuto 63, lo puso de manera magistral en el fondo de la red. Hasta Jonathan se quedó parado. ¡Golazo!

Era lo que no querían los locales.

Que el América anotara.

Y lo hizo.

El 2-1 pintaba el boleto de amarillo.

Sin embargo, el poderío ofensivo de La Pandilla estaba desatado.

Golazo de Carlos Sánchez le regresó la vida a los Rayados, y el alma al cuerpo a todos los aficionados en la tribuna. Candente momento con el 3-1.

Pero faltaba más.

Roberto García Orozco marcó otra falta a favor del América, otro tiro libre para Michael Arroyo y a temblar todos los albiazules.

Por si hacía falta más emoción: ¡Golazo!

Otra vez Arroyo le prendió la mecha a la pólvora: 3-2, al minuto 81.

Un gol que parecía definitivo.

Que pegó duro en el estadio.

Un gol que dolió.

Que para algunos era de muerte.

De silencio.

Cuando todo parecía perdido para el superlíder del Clausura 2016, vino la decisión polémica de la noche: ¡Penalti en contra del América!

Al minuto 87, una supuesta mano de Samudio fue señalada por García Orozco. Los americanistas no lo podían creer, vinieron las protestas y las expulsiones correspondientes para Goltz y Osvaldo Martínez.

Tensión, mucha tensión.

Hasta oraciones.

Cardona tenía en sus pies el pase a la final.

No falló. Su ejecución estuvo a la altura de su calidad: Soberbio disparo.

Locura.

Lágrimas.

Coraje.

Frustración.

Había de todo en la cancha y en la tribuna.

El silbatazo final no tardó en llegar.

Lágrimas y risas.

Festejos y protestas.

Júbilo e indignación.

Monterrey, finalista.

Y los americanistas aún se preguntan ¿fue penal?

Lo cierto es que fue un partido para la historia.

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